Ofrenda

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viernes, 25 de marzo de 2011

Εστιατόριο Πανθεόν(1), 26-XII-2007
 
Mañana comenzaré el recorrido por el interior de Creta; así que, como no sé cuales serán las condiciones del viaje, voy a festejar hoy mi santo, adelantándome un día, con una comida cretense. Te invito, abuelo, a sentarte conmigo y a compartir estos regalos de nuestra tierra. Brindemos por san Stéfanos y por tu memoria.
     Hace quince años, en este mismo restaurante, Mario me dio la noticia de la enfermedad de la abuela. Yo llevaba meses fuera de España y él vino a Creta a finales de agosto; temía que cuando yo llamara a mi familia me dieran alguna noticia de tragedia que hasta entonces me habían ocultado. En ese tiempo aún estábamos libres de teléfonos móviles, sin saberlo nos protegíamos a la vez de la comunicación y la desdicha. Me puse nervioso. Todo el movimiento de alrededor desapareció y me centré sólo en los ojos vivos y verdes de la abuela. No supe qué hacer. No sabía si debía, si quería llamar a España.
     Al final llamé, las noticias fueron buenas y la abuela nos vivió unos años más.
     Te hubiera gustado la abuela. Ese tremendo carácter cretense sin ser de Creta. Un carácter incomprendido e incluso condenado a muerte en la guerra. No era una mujer de su tiempo. Ese precio es el que se paga al ser distinto, al ser uno mismo. Estarás de acuerdo.
     En fin, no rememoremos más episodios de muerte, bastante son las de la geografía que nos rodea ahora. Estoy contigo, estamos en Creta y celebramos por adelantado el día de mi santo.
     Στην υγειά σου, παππού μου!(2)
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(1)  Restaurante Panteón.
(2) ¡A tu salud, abuelo!

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