Ofrenda

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jueves, 17 de marzo de 2011

Φιρά, 26-Dic-04.

Un viento fortísimo rompe en esta noche temprana la calma silenciosa de la isla. Frente a mi balcón danzan las luces débiles de Thirassiá, divididas en tres cuerpos de baile: el pequeño pueblo, el diminuto puerto y, como un festivo cordón umbilical, las luces de la carretera que une los otros dos cuerpos, dos franjas casi horizontales que se besan en un zig-zag de farolas amarillentas.

He alquilado un coche y he salido por la noche a probarlo. La isla está casi desierta y los caminos se me han entregado fácilmente. He atravesado la oscuridad de la noche y los campos con una suavidad que parecía amarlos, como si realmente amase con ternura el cuerpo virgen e inmenso de esta diosa terrestre rodeada de mar.
Me gustan las luces de las casa en los caminos, el frescor que entra por las ventanillas y la música de bouzouki que va y viene con las ráfagas de aire.
En la profunda y azuladísima noche he llegado a la playa fría y desierta de Kamari. Descalzos los pies, la vista puesta en la luna, con la piel en la arena y el agua he realizado por tres veces el conjuro secreto que te atará a mí. Al fondo Anafi, mi queridísima isla de hace tantos años, donde las palabras afloraban desde mis entrañas por vez primera de forma natural. Anafi, testigo del conjuro y palabras de deseo.
De vuelta a Firá he preguntado mi destino inmediato en una agencia de viajes. Ante mí se abren tres posibilidades, tres caminos; uno lleva a Folégandros, otro a Íos y el último a Sikinos.
Este curioso salto de isla en isla lo decidirá el sueño. Dependiendo de a qué hora me levante, cogeré uno u otro barco. Poseidón se aliará con Hipnos para marcar mi futuro inmediato. No tiene importancia, simplemente será distinta la nueva belleza que llene mis ojos.
Las tres islas son tentadoras. En Sikinos no hay más que paz y silencio, en Íos me espera la tumba de Homero, en Folégandros una canción de Lluís Llach y, según él, la plaza más bella del mundo, donde los dioses, ya viejos y cansado, reposan en las mesas de los cafés. Ens veiem a Folegandros(1). Te esperaré yo también en Folégandros.

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(1) Nos vemos en Folégandros.

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