Ofrenda

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viernes, 25 de marzo de 2011


Πλατεία του Αι-Μηνά, 26-XII-2007

Seguimos callejeando. Me avisas, me dices que mire a la derecha, que gire. Entonces veo las torres. Catedral de Agios Minás, el patrón de Iraklio, montado en su caballo blanco en todos los iconos. Cuántas veces lo invocaron los cristianos para que luchara a su favor en la expulsión de los turcos, en la liberación de nuestra isla. A veces el bisabuelo, cuando me hablaba de él, no lo llamaba San Minás, se refería a él diciendo “Capitán Minás”. Lo ponía así en sus filas, como uno más de aquella larga lista de capitanes que entre olas o montañas intentaron que esta tierra dejase atrás su larga sumisión.
    
Al grito de “Libertad o muerte” sonaron en muchas ocasiones las campanas. Eso es algo que seguro recuerdas de tu infancia, antes de abandonar Creta para refugiarte y salvar tu vida en la isla de Naxos. Primera etapa de viajes y huidas.
     Hemos visitado luego la iglesia de Agía Katerina y nos ha puesto de mal humor ver su fachada llena de suciedad y pintadas. Además estaba cerrada. No me has podido enseñar la mejor colección de iconos de Creta.
    
Paseando y conversando llegamos a Agios Titos. Quizás es la iglesia que más recordaba de mi anterior visita a Creta. No sabría decir de qué estilo es. Entre mezquita y renacimiento cretense. En fin, dejemos que cataloguen los expertos.

     Mientras la rodeamos me cantabas una canción cretense que nombra la iglesia.
Θέλω να μου μιλήσεις
για κείνη τη μάντρα του μικρού μας σχολειού.
Θέλω να μου μιλήσεις
για το πετροπόλεμο στην κάτω γειτονιά.
Τ' όνομά σου είχα γράψει ανορθόγραφα

σε τοίχο ολόλευκο στον Άγιο Τίτο.
Και έφαγα της χρονιάς μου τότε,
όχι για τα λάθη, μα... για την αγάπη

δεν είν' ο δάσκαλος που μας χωρίζει πια,
είναι που στην πορεία μας

δεν έχει διάλειμμα για να βρεθούμε(1).
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(1)Quiero que me hables
    de aquel patio de nuestra pequeña escuela.

    Quiero que me hables
    de la guerra a pedradas del vecindario de abajo.
    Escribí tu nombre con faltas
    en una blanca pared de Agios Titos.
    Y entonces devoré mis años
    no por los errores, sino por el amor
    ya no hay un maestro que nos separe,
    es sólo que en nuestro camino
    no hay pausa para que nos encontremos.

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