Ίος , 29-Dic-04

Hay muchas hipótesis acerca de la existencia del autor de la Iliada y la Odisea. Toda su vida está rodeada de mitos y datos confusos; pero hoy yo tengo más claro que nunca que el poeta existió y que está enterrado en Íos. Pero, ¿de qué murió el rapsoda ciego? La respuesta está clarísima. Murió de aburrimiento.

Seguramente llegó a Íos en diciembre, encontró un hotel frente al mar y vio, o intuyó, porque era ciego, que la televisión no funcionaba. Cuando le arreglaron la televisión no funcionaba el mando a distancia. La nevera de su habitación tenía escondidos interruptores que no permitían que enfriara hasta que los tocaba una mano experta. Cansado del hotel, y tras cambiar de habitación por una fuga del lavabo, Homero alquiló un coche y tampoco funcionaba porque la batería estaba descargada, le cambiaron el coche y cogió uno que estaba terriblemente acelerado. Cuando se hizo con los pedales, rompió el cielo a llover y, temiendo los patinazos de las arcaicas carreteras, se dedicó a ir de playa en playa leyendo un libro, oyendo la lluvia sobre los cristales y pensando que Íos, en invierno, es una isla aburrida.

Yo, por mi parte, voy disfrutando de este paisaje montañoso, húmedo, con colores nuevos que en verano son desconocidos. Viajo por estrechas y empinadas carreteras y disfruta de las sorpresas que me da la soledad.