Χώρα Ίου, 29-Dic-04

Me bajo del coche en un momento en que ha dejado de llover para ver la capital de la isla. Es preciosa, no me extraña que Elytis prefiriese este pueblo entre todos los pueblos de las Cícladas. No coincido con él pero le alabo el gusto.

Las calles son estrechas, ascienden y descienden si aparente motivo, están enlosadas y cada losa tiene los bordes encalados. En lo alto del dédalo de callejuelas se encuentra la iglesia de la Virgen, con una delgada palmera junto al campanario. La iglesia está cerrada; era de esperar. Por encima de la iglesia el camino sigue elevándose para llegar a tres capillas más que coronan la cumbre. El viento es molesto y fresco.

Desde lo alto se ve el puerto, la iglesia y el faro que lo vigilan desde ambos extremos de la bahía de Gialos. Se ven también las islas vecinas: al norte Naxos y Paros, al este Amorgós.

Comienza de nuevo a llover y me meto en este kafenío tradicional, sólo hombres mayores. Cada kafenío es un microcosmos de conversaciones siempre repetidas y siempre nuevas. Hay fotos antiguas por todas partes; Íos en otro tiempo, un lugar pobre y bello antes de la llegada del turismo.