Αθήνα, 04-Ene-05
Antes de acostarme doy un paseo por la ciudad. Reconozco esta Atenas recorrida tantas veces. Sus tiendas, sus perípteros[1], sus cabinas telefónicas en el lugar en que siempre han estado. Todo el vaivén del mar se apodera de mi cuerpo en un segundo, empiezo a sentirme mareado y bajo mis pies la tierra danza como en un pequeño terremoto. Me vuelvo a la habitación porque necesito una cama y un suelo firme. Me asomo al balcón, me llega el rumor del tráfico.
El mar no sonaba así.
[1] Kioskos, en principio de prensa, en los que se puede comprar casi cualquier objeto que se busque.
No hay comentarios:
Publicar un comentario