Blue Star I, 24 – XII – 2008
Vuelta y vuelta, como un filete poco hecho. Así me siento en esta cama a la que no quiere acercarse el sueño. Más vueltas, pensamientos circulares, intrascendentes. Me visto y salgo de nuevo a cubierta a fumar un par de cigarros. Alrededor todo es negrura y viento helado.
Por megafonía avisan de la inmediata llegada a Syros. Cambio de sitio en cubierta para ver mi isla de buenos recuerdos. Los montes gemelos coronados de creencia, el puerto modesto, el hotel de la señora Esperance y más a la derecha el palacio de la Plaza de Miaulis. Cuatro años ya de mi viaje a Syros y sin embargo me parece reciente. Cuando estoy en Grecia todos los tiempos del viaje se acercan. A mi regreso todo me parece demasiado distante, como si el avión viajase a otro tiempo dentro del tiempo de vuelo.
Cuando Syros se aleja, regreso al camarote. Me he manchado toda la chaqueta del salitre que en invierno se pega a las barandillas.
¿La sal del Egeo se considera mancha?
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