Ofrenda

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domingo, 27 de marzo de 2011

Χανιά, 1-I-2008

La mañana está en el puerto. Fachadas que se iluminan levemente por la amarillenta luz que contrasta con el cielo gris y denso. Llovizna a veces, colecciono imágenes y unas palomas que se asustan de mis pasos vuelan por las laberínticas calles.
     De repente se abre el cielo, cae la lluvia, me refugio en este café y tomo mi desayuno de primer día del año. Café y milópita(1). El pastel aromatizado me trae otra vez la canela sobre tu escritorio y el sueño de Sylvia. Pienso otra vez en ti, abuelo, en lo extraño de este viaje tan parecido a una peregrinación.
     A todo peregrino le acompañan en su caminar dolores, esfuerzos, temores. Este viaje está resultando un conglomerado de todo eso y son pocos los momentos en los que me florece la sonrisa. Aún así, lo sigo disfrutando, siendo consciente de que por su propia naturaleza es diferente. Un viaje que no es de placer, es de encuentro. Encuentros contigo, con los antepasados y con los fantasmas ocultos que han querido venirse conmigo en el viaje.
     No deja de llover. El puerto se oscurece. Huele a lluvia y a mar. A tabaco... A canela.

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(1)  Pastel de hojaldre y manzana al horno.

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