Ofrenda

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jueves, 17 de marzo de 2011

Φιρά, 27-Dic-04

La última noche en la isla tiene siempre algo de melancolía flotando en el ambiente. A pesar de que hoy es el día más animado desde que llegué (todas las tiendas están abiertas tras las fiestas navideñas), hay algo en el aire que huele a fin de vacaciones. La sensación es completamente irreal, aún me quedan diez días en Grecia.
Hay un barco a las nueve y media a Folégandros. Varias son las preguntas que rondan mi cabeza desde hace un rato: ¿encontraré habitación donde dormir? Si en Santorini no fue fácil, en Folégandros puede convertirse en una pequeña misión imposible. ¿Podré salir después desde Folégandros a algún otro lugar? ¿Hay más islas después? ¿Seguirán dormidos los vientos?
Día a día, dibujando con un dedo en los mapas las rutas deseadas e improvisadas, se va configurando una tela de araña de la que quizás no escape. ¡Qué más da! Me diseñaré destinos nuevos entre islas que cambiarán mi vida. Si el día diez no puedo estar en mi trabajo, si no llego a Atenas antes del siete, será porque las Moiras me han destinado un futuro de eternas navegaciones por el Egeo.
Esta tarde he paseado mucho tiempo en coche, cerca de las playas de la costa noreste de la isla. Iba muy despacio. En la radio, un programa emitía las cien mejores canciones griegas elegidas por el público. Eran canciones de todos los tiempos. Me gustaba escucharlas y por eso he prolongado el trayecto de playa en playa por caminos sin asfaltar. Conocía muchas de las canciones, me gustaba tararearlas. Una de ellas te ha traído de nuevo al presente: “´'Ολες του κόσμου οι Κυριακές, λάμπουν στο πρόσωπό σου. Τί χρώματα τί μουσικές, μεσ'το χαμόγελό σου...”(1). A partir de ahí todas las canciones eran tuyas y me hacían pensarte y aplicarte balsámicos versos. “Μια ώρα μόνο να σε δω κι αυτό μου φτάνει να συνεχίζω την αδιάφορη ζωή μου…”(2). “Κοντά στα κύματα θα χτίσω το παλάτι μου, θα βάλω πόρτες κι αλυσίδες με παγώνια, και μες στην θάλασσα θα ρίξω το κρεββάτι μου, γιατί κι οι έρωτες μου φάγανε τα χρόνια…”(3). No sé si era poesía o música lo que escuchaba en cada momento.
He regresado a Ía, por tercera vez en el mismo día. Quería contemplar la puesta de sol. En verano las calles se llenan de turistas que vienen a mirar uno de los mejores ocasos de Grecia, ahora, en los tranquilos días de invierno, es la gente del lugar la que se apoya en las barandas con ojos melancólicos a ver morir el tiempo.
Desde el extremo más alto y privilegiado del pueblo, confuso por la extraña luz de este hogar de vampiros, he enviado tu nombre en muchas direcciones y hoy, inevitablemente, soñarás con el mío dibujado en la luz.
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(1)  “Todos los domingos del mundo brillan en tu rostro, qué colores, qué músicas hay en tu sonrisa…”
(2)  “Un instante sólo para verte y con eso me basta para continuar mi indiferente vida…”
(3)  “Junto a las olas construiré mi palacio, pondré puertas con cadenas y aves del paraíso, y al mar lanzaré mi lecho, porque los amores devoraron mis años…”

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