Ναός του Αι-Γιωργή, 28-XII-2007
Me desvío un momento del camino, la indicación de una pequeña iglesia llama mi atención. Un sendero abrupto, pedregoso y aún húmedo de las lluvias de la noche me acerca a esta capilla mínima y blanca en la que sólo se escucha el cacareo de unas gordísimas gallinas que se pasean libres.
La iglesia está cerrada. Un poco más arriba unos campesinos recogen aceitunas. Me acerco a preguntarles si ellos saben la forma de entrar en la iglesia. No saben nada, sólo han venido a hacer su trabajo. Me regalan pan y un trozo de queso.
La iglesia está cerrada. Un poco más arriba unos campesinos recogen aceitunas. Me acerco a preguntarles si ellos saben la forma de entrar en la iglesia. No saben nada, sólo han venido a hacer su trabajo. Me regalan pan y un trozo de queso.
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