Ερμούπολη, 01-Ene-05
Después de comer algo me he vuelto otra vez a ese kafenío de la plaza. Ya me considero una pieza más del lugar. La música de hoy era distinta, menos triste. Conocía casi todas las canciones, y ver que la gente las tarareaba me ha animado a hacerlo a mí también, pero de manera callada.
Jaris Alexíou y otros intérpretes cantan canciones de Thanos Mikroútsikos. Pregunto al camarero como se llama el disco, me lo dice pero asegura que no es fácil encontrarlo y me lo ofrece para que me lo lleve y lo grabe, que ya se lo devolveré. Le digo que estaré en Syros sólo unas horas ya y que no puedo, por tanto, aceptar el disco. Entonces se levanta uno de los hombres que estaban en la mesa de atrás, se acerca a nuestra conversación y me da una servilleta de papel en la que había escrito una dirección de Atenas donde es casi seguro que podré encontrar el disco. Ac, Elláda mou, Elladítsa mou.
Ay, mi Grecia. Mi pequeña Grecia.
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