Ofrenda

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miércoles, 6 de abril de 2011

UNA DE CAL... Y UNA DE HARINA


‘AgioV GiánnhV, 1 – I – 2009

¡Una gasolinera con lavado de manguera! Justo lo que necesitaba. He echado una botella de agua en el cristal delantero, pero el coche daba pena y el cristal no estaba limpio del todo, resulta incómodo conducir viendo el mundo entre marrones, y nunca mejor dicho.
El chaval de la gasolinera me saluda amable y me felicita el año con un apretón de manos. Le pido cambio para lavar el coche, sólo llevo billetes. Él no tiene cambio, acaba de abrir; mete su mano en el bolsillo y me da dos monedas, dos euros. Intento rechazarlos, pero él insiste.
El chico parecía un poco retrasado. No me sentía bien con ese préstamo. He echado ocho euros de gasolina y le he dado un billete de diez; él me ha dado mil gracias y un dulce hecho de sésamo, harina de salvado y mucha canela.

No valen gran cosa los monasterios que visito en la mañana. Nuevos, como recién hechos, sin frescos y sin monjes.


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