El amanecer me ha dejado desnudo, libre de tu peso. Jamás Bucarest me pareció más liviano. Paseo por las calles con un tono diferente en mi sonrisa. Libre, por fin, de todos mis deseos. Ha sido mucho más duro amarte que aniquilar tu memoria. Y ahora que no me importas, qué miedo me da la noche.
Bucarest, 10 de julio de 2011
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